viernes, 23 de agosto de 2013

Visita al Restaurante Kitchen by Rausch

Después de ver la publicidad que le hicieron al Restaurante Kitchen by Rausch de los reconocidos hermanos Mark y Jorge Rausch que hemos visto en el programa Cocineros al Límite en Utilísima, decidí que tenía que visitarlo para probar su cuchara.
Las expectativas eran altas debido a la trayectoria y preparación que tienen por lo que no dudé en visitarlos la próxima actividad especial que tuviera y así fue.
El restaurante se encuentra ubicado en el nuevo Hotel Sheraton en Escazú; el lugar es muy lindo, con espacios abiertos, un piso estilo vintage y un bar muy amplio.  Elegante y acogedor.  El recibimiento oportuno lo hace uno de los saloneros quien nos lleva a a mesa esquinera para disfrutar de nuestra cena.
Mi novio y yo pedimos una Heiniken (2439 sin impuestos) y una copa de vino blanco chileno (2845 sin impuestos) y nos dispusimos a ver el menú.  Éste se ve pequeño pero completo; además siempre he pensado que una carta pequeña es indicador de platos bien hechos lo cual me emociona.
Mientras decidimos nos traen pan hecho en el restaurante; está calientito y es de excelente sabor. Este detalle se agradece mucho.
Finalmente nos decidimos por compartir una entrada de Torre de Cangrejo y Guacamole (5528 colones sin impuestos) con una reducción de vinagre balsámico y mango acompañado con chips de arracache.  El tamaño resultó bastante bueno para compartir; es una mezcla de cangrejo desmenuzado con mayonesa y cítricos y encima un guacamole con tomate y culantro al cual le hacía falta un poquito de sal.  Los chips de arracache estaban frescos y bien fritos.
 
A continuación llegaron los platos fuertes.  Yo pedí media porción de Ravioles de Langosta en una salsa caribeña con leche de coco (7000 colones impuestos incluidos) y mi novio una corvina reina con una salsa verde de aceitunas y alcaparras acompañada de vainicas pequeñas, puré de papa y mantequilla avellanada (12000 colones impuestos incluidos).
El plato de pasta viene con 5 ravioles son hechos en el restaurante y cocinados al dente, con un relleno claramente de langosta (no de esos que no se sabe ni qué es) en una rica salsa y un poquito de zanahoria y zucchini encima. El sabor era intenso pero para nada pesado, lástima que la comida venía tibia.

 
La corvina estaba cocinada a la perfección y tenía la salsa verde por encima.  Venía sentada sobre una cama de un cremoso y delicado puré de papa.  Una porción bastante adecuada.  La estrella del plato es la salsa que es fresca y te envuelve el paladar.

 
Para el postre decidimos compartir un Sticky Toffee Cake acompañado de helado de ron con pasas (6000 colones impuestos incluidos).  Venía un plato con una rica salsa de caramelo y encima venía un pequeño queque individual acompañado de una bolita de helado de ron con pasas.  El postre realmente no nos gustó del todo… La salsa estaba buena, el queque no sabía a nada y el helado de ron con pasas estaba rico pero mal conservado en el congelador porque tenía pedacitos de hielo adentro.


 
 
Tengo que recalcar que el servicio de este lugar es excepcional, oportuno y nada empalagoso.  Siempre atentos a lo que se necesita sea agua, más pan, bebidas o retirar los platos.  Además de muy atentos.
El total de la cuenta de 2 personas fue de 38 299.
En general fue un lugar de altos y bajos: El lugar es muy bonito lo único que eliminaría es el televisor que tienen sin volumen en el bar ya que simplemente no va con el lugar.  En cuanto a la comida quede satisfecha pero con ganas de decir ¡qué es esta maravilla! Y con respecto al postre si me quedaron debiendo y por mucho.  El servicio, tengo que decirlo nuevamente, fue incomparable.
Tal vez este lugar merezca otra visita para ver si la consistencia de los platos hace que mi criterio sea más positivo.

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